Estados Unidos llega tras una victoria ajustada por 2-1 sobre Haití en su último partido, cerrando la fase de grupos con un balance de tres triunfos y dos derrotas en sus cinco encuentros más recientes. Aunque el equipo ha mostrado una ofensiva constante y efectiva, también ha evidenciado debilidades defensivas que han permitido a sus rivales anotar en varios compromisos, reflejando un estilo de juego abierto y dinámico. Esta combinación de solidez en ataque pero vulnerabilidad en defensa sugiere que, aunque logran resultados positivos, sus partidos suelen ser intensos y con oportunidades para ambos bandos, lo que los convierte en un equipo competitivo pero con margen de mejora en la contención.
Costa Rica llega al encuentro con una racha invicta de cinco partidos, en los que ha sumado cuatro victorias y un empate sin goles frente a México en su más reciente presentación. Su rendimiento ha mostrado solidez desde lo estadístico, manteniendo un equilibrio entre defensa y ataque que les ha permitido ser competitivos. Ante rivales como Panamá y El Salvador, los “Ticos” demostraron capacidad para romper líneas y generar oportunidades ofensivas, lo que sugiere que cuentan con recursos suficientes para desafiar a una defensa estadounidense que ha evidenciado ciertas vulnerabilidades, especialmente en la contención ante ataques dinámicos.